Prólogo de La Marx España

Desde la Biblioteca Digital de La Marx España nos complace presentar en forma totalmente gratuita para nuestros lectores esta versión de la Historia de la revolución rusa. Escrita en el destierro de Trotsky en la isla de Prinkipo, mar de Mármara, Turquía. Iniciada por él en 1929 y acabada el 29 de junio de 1932, la obra se publicó por primera vez, en traducción de Max Eastman, como The History of the Russian Revolution t. I-III, en Londres 1932-33.

La Historia de la Revolución Rusa de León Trotsky es un relato pormenorizado y con la perspectiva suficiente, de la lucha de las masas obreras y campesinas por emanciparse del poder autocrático del zarismo, erigido, hasta ese momento, por las burguesías para servir de muro de contención y control, de disciplinador del pueblo.

En este primer volumen que aquí presentamos, el autor, con un lenguaje culto y exquisito, pero, no por ello lejos del alcance del lector medio, describe con agudeza cirujana todos y cada uno de los factores políticos, económicos, estratégicos y hasta incluso, algunas curiosas caracterizaciónes de los actores que intervinieron desde el primer estallido revolucionario, pasando por la revolución de Febrero, las tesis de Abril o las jornadas de Julio de ese mismo año.

Precisamente, uno de los detalles descriptivos más llamativos de esta primera parte, es la caracterización que hace de la glacial figura del Zar Nicolás II, de tal modo que el lector soltará alguna que otra carcajada, ya que el autor hace gala de un sarcasmo inusitado haciendo constantes referencias a la "vacuidad espiritual" del zar y de la burguesía rusa en general. Al parecer, Nicolás II no era capaz de aproximarse o rodearse de ningún hombre de talento y solo se sentía cómodo acompañado de otros individuos igual de vulgares y con la misma indigencia intelectual que el monarca. De esta forma, nos describe Trotsky la decadencia de la monarquía rasputiniana y de las relaciones interburguesas, decadencia que a las sociedades actuales, en los albores del siglo XXI, le son bien conocidas.

Otra de las cuestiones, es que el autor se detiene brevemente en el concepto de "revisionismo" y los "revisionistas", pero, sobre todo, en la importancia que éstos tuvieron en el desarrollo y en las distintas etapas por las que atravesó la Revolución Rusa. Los revisionistas como Eduard Bernstein, El socialdemócrata alemán, surgieron a raíz de la necesidad que diversos estamentos de la sociedad tenían de abortar cualquier intento revolucionario, como la pequeña burguesía de nuevo tipo, la de tipo capitalista, de empleados industriales, comerciales y bancarios, etc. Este revisionismo del sistema revolucionario de Marx, no sólo intentó socavar las bases de la Revolución, sino que acabaría por convertirse en uno de los arietes y fundamentos de la izquierda reformista y traidora que padecemos en todo el mundo en la actualidad. Consecuentemente, este primer volumen de la Historia de la Revolución Rusa no se alimenta únicamente de la historia, no es una simple crónica del presente de aquellos camaradas, de alguna manera resulta ser una palabra profética y de advertencia de cara al futuro, un texto aclaratorio de lo que fueron, pero siguen siendo, las fuerzas contrarrevolucionarias a combatir.

La ideología vaga de los revisionistas es el peor enemigo de los trabajadores y desheredados del mundo, este es un hecho incuestionable.

Por otra parte, cabe indicar, abundando en esto mismo, que en los soviets que se conformaron en la Rusia prerrevolucionaria, abundaron los partidos colaboracionistas con la burguesía y la contrarrevolución, como el Partido Kadete o los social revolucionarios de Kerenski. Así se llegaría a producir una de las paradojas políticas más importantes ya dentro de la Revolución de febrero, la dualidad de poder entre los revolucionarios y los defensistas del orden burgués.

Los partidos colaboracionistas defendían la idea de que en Rusia las condiciones no estaban suficientemente maduras para el establecimiento de una revolución total, económica, social y política. Pero, Trotsky expone magistralmente en este tomo, como todas las charlatanerías de las "condiciones no maduras" de los colaboracionistas y revisionistas se estrellan contra la realidad. De hecho, Lenin ya había escrito en su magistral "El imperialismo", que el capitalismo ya no tenía más que ofrecer a la humanidad, ya sea en los países más desarrollados como en los más pobres. Aquí Lenin y Trotsky convergen, para dar un bofetada en el rostro de los revisionistas.

Sólo la izquierda zimmerwaldiana defiende los intereses del proletariado y los de la Revolución mundial - nos aclaró Lenin, el resto son oportunismos como los otros, de los que tienen buenas palabras, gestos voluntariosos, y en la práctica siempre van a traicionar al socialismo y a las masas obreras y campesinas.

El ejército y la guerra constituyen otra de las problemáticas o factores desencadenantes de la Revolución bolchevique, a los que Trotsky dedicó un capítulo entero en este primer volumen. La disciplina, algo esencial si de los milicos hablamos, se había quebrantado considerablemente en los meses anteriores a la revolución, por doquier, la desmoralización y el desmoronamiento de la soledadesca eran acentuados. Tanto en la infantería como en la marina la deslegitimación de la oficialidad resultaba cada vez más patente, hasta que finalmente, la misma guarnición de Petrogrado terminó por sublevarse contra ella, oficialidad que desde siempre se destacó por su brutalidad y crueldad para con sus subordinados.

Nicolai Nikolaievich, primer generalísimo del ejército ruso, se caracterizaba tanto por su elevada estatura, como por sus modales toscos y excesivamente groseros, habiendo convertido al ejército en un mandarinato pasivo, alejado de las necesidades de sus hombres y del pueblo en general.

En Kronstadt se encendió la mecha del incendio contra la oficialidad, cuando los marineros detuvieron y encarcelaron a buena parte de los mandos.

Si echamos una mirada en perspectiva sobre todos estos acontecimientos, podemos concluir que "la lucha de clases" ya se estaba fraguando y practicando desde los primeros albores de la Revolución Rusa.

Es a partir del capítulo 20 de esta primera parte, cuando L. Trotsky nos introduce de lleno en el problema "campesino". Es importante recalcar que uno de los mayores y mejores hallazgos de Lenin en y para la revolución, consistió en haber descubierto el verdadero sentido histórico del laberinto agrario ruso. Cualquier revolución que se precie de serlo, no puede ni debe de dejar atrás a ningún pueblo o colectivo humano, por muchos contratiempos y obstáculos que esto suponga, puesto que a toda clase no poseedora se le presupone una "energía revolucionaria" que puede resultar, con el tiempo, decisiva.

Los bolcheviques no eran responsables de que las insurrecciones campesinas de los siglos pasados, no hubieran conseguido igualar y limpiar de paja y polvo las diferentes interacciones sociales intervinientes en el trabajo del campo, ya que sin la dirección y tutela de los núcleos fabriles de las ciudades esto era literalmente imposible.

La emancipación de los campesinos que tuvo lugar en Rusia en 1861, se fundamentó sobre el robo de las tierras comunales y en la supeditación campesina al sistema de castas imperante. A consecuencia de todo ello, una de las prioridades de los bolcheviques sería acabar con esta secular sumisión del mundo rural, foco de castas y desigualdades sociales. Esta tarea la llevaron a cabo a conciencia, sabedores de que el problema campesino en Rusia constituía un cruce de caminos crucial para el advenimiento de la tan deseada revolución.

En junio de 1917, la Revolución de Febrero y el régimen burgués surgido de ella, adolece agonizante víctima de sus propias contradicciones internas. En este mes se produce una grandiosa manifestación en contra del Gobierno Provisional de Kerenski y de los conciliadores, manifestación que supone la dirección a seguir hasta desembocar en la Revolución de Octubre.

Al tiempo, Lenin advertía sobre la naturaleza de las masas, afirmando que eran más izquierdistas, incluso, que los propios bolcheviques y que las pasiones revolucionarias de las masas no podrían ser detenidas ni por conciliadores, ni por burgueses.

Más allá del horizonte visible, la guerra continuaba, el frente seguía dando síntomas de derrumbe generalizado, y a esto se añadía el desmoronamiento económico del país, donde escaseaban los productos más básicos para el sostenimiento de la población. En este contexto histórico - político se celebró el Congreso de los Soviets, en el que Lenin aprovechó para reclamar medidas urgentes con el objetivo de paliar el desbarajuste económico que estaban provocando, entre otras causas, los "lockout empresariales" y ciertas actitudes de los banqueros.

Este reclamo desencadenó una ola de indignación y repudio entre los conciliadores y reaccionarios , los kadetes, los socialrevolucionarios y los mencheviques. A partir de aquí y como consecuencia directa, comenzarán a pergeñar diversos planes y ofensivas contrarrevolucionarios.

En conclusión, y a lo largo de estas primeras 458 páginas, se intenta demostrar cómo, de qué manera y por qué la revolución de Febrero obtiene un gran triunfo revolucionario: La caída del zarismo. Pero desde el punto de vista de la lucha por un gobierno obrero y popular tenía que, irremediablemente, fracasar, para así abrir el paso, dejar el camino expedito a la mayor insurrección que había conocido la humanidad hasta ese momento, la insurrección de octubre.

José Miguel Gándara C. La Marx España